Páginas

lunes, 21 de junio de 2010

El Ultimo Tren a Londres


Hace muchos años, cuando estaba en la Universidad, tenia una novia, estaba profundamente enamorado de ella y la acompañaba a casa cuando terminaban mis clases, era lo minimo que un novio debe de hacer por su amada, al principio no habia problema, ella vivia en Santo Domingo, la colonia adyacente a CU, pero despues su familia consiguio una casa en la colonia Zapotitla, en el lejano Tlahuac, asi que irla a dejar hasta alla se convirtio en una rutina agotadora, si saliamos a las seis de la tarde de la facultad, llegabamos hasta las nueve o diez de la noche, en lo que platicabamos o cenabamos, yo estaba de regreso en Taxqueña poco antes de las doce de la noche, en aquella epoca tenian la costumbre de tocar en el sonido ambiental de las estaciones la cancion Last Train to London, ( El Ultimo Tren a Londres ), de Electric Light Orchestra, cuando salia el ultimo tren, justo a la medianoche. Asi que esa cancion me acompañaba de lunes a viernes, esos viajes eran memorables en mas de un sentido, los vagones solitarios, la noche silenciosa, no mas que el ruido de los metales chirriantes, poco a poco fui conociendo a mis compañeros de viaje, siempre me bajaba en Hidalgo y lo mismo hacia un señor ya mayor, que subia en Ermita, en cambio en San Antonio Abad subia una mujer que vestia siempre muy provocativamente, pero que se cubria con un pesado abrigo, como para decir, ya no estoy trabajando; en Allende, en cambio se subia un Transexual, demasiado masculino como para pasar como una delicada mujer, los conocia de vista y ellos a mi, pero jamas intercambiamos una sola palabra.

Muchos años despues, un dia estaba en Inglaterra, para ser mas preciso en Cottersmore, se me habia hecho muy tarde y tenia que regresar a Londres, efectivamente, tome el ultimo tren a Londres, y en mi walkman traia ese cassette, fue un boleto al viaje de los recuerdos, la recorde a ella, las razones por las que terminamos, las memorias de mis viajes en el Metro del DF, y la absoluta seguridad de que fui muy sonzo, el tiempo y dinero que desperdicie en esos viajes hubiera sido mejor utilizado si nos hubieramos ido a vivir juntos desde esa epoca, por otro lado si ella se hubiese embarazado, nunca hubiese podido viajar como lo hice despues, como casi toda relacion donde solo uno de los dos ama, termino, terminaron tambien mis viajes en la madrugada en el metro y comenzaron mis viajes en aeropuertos de otras tierras.


Autor: Sergio Antonio Tellez Morales

Maquina de Apizaco


Acabo de hacer un viaje rapido a Chignahuapan, acompañaba a mi madre a recorrer los caminos que visito en su juventud y a buscar a una vieja amiga de esos tiempos, asi que pase rapidamente por Apizaco, ¡que magnifica sorpresa fue cuando el autobus dio con una glorieta, no lejos de la terminal del ATAH, en la cual se encuentra perfectamente preservada una locomotora!, es de Ferrocarriles Centrales Mexicanos, FCM, parece una Alco, aunque no tuve mucho tiempo para admirarla, el autobus estaba ne movimiento y mi camara es lenta en cargar, sin lugar a dudas tendre que regresar a hacer una visita oficial como se debe a esa magnifica pieza, la maquina tiene el numero 212, esta pintada de negro y parece ser de la decada de los cincuentas. Les dejo la unica foto que mi camara alcanzo a sacar.

En este viaje no encontramos a su amiga, a la que no ve en mas de treinta años, ella vivia en Tlaxco o Chignahuapan, se que regresaremos en poco tiempo, para una visita de varios dias, asi que tendre oportunidad de sacar mas fotos.

miércoles, 16 de junio de 2010

El amor por los ferrocarriles


Es dificil explicarles a nuestras esposas o novias, los sentimientos que tenemos los hombres por las maquinas, no entienden ese especial cariño que desarrollamos por nuestros vehiculos, como deseamos saber cada detalle de ellos, y porque en la sala preferimos la foto de un ferrocarril a la sosa foto de la sobrina quinceañera que elas desean poner, porque podemos pasarnos horas dandole mantenimiento a una maquina obsoleta.

Es ese amor el que nos lleva a hacer todos los esfuerzos posibles por su conservacion y la preservacion de su legado, es por eso que viajamos a Cuautla para experimentar la emocion de un viaje de 15 minutos en un carro de Segunda, reconstruido para dar servicio. O bien por lo que vamos todo un dia al Museo de Puebla.

Cada uno de nosotros conserva un poco de historia, en forma de experiencias personales, recuerdos, pequeñas piezas, o como turistas tecnologicos, en fin, disfrutemos de nuestro amor en paz, el amor por los ferrocarriles.

Maquina del Museo de Ferrocarrileros


La maquina residente del Museo de Ferrocarrileros en la Villa del Tepeyac, es una vieja y desvencijada locomotora, que creo que estuvo en el Parque de Aragon por muchos años, victima del abandono, es casi un esqueleto desprovisto de piezas moviles y que sufrio mucho a manos de vandalos, ahora esta en el patio del museo, en manos de quienes le brindaran el cariño que se merece, en realidad son afortunados los Ferrocarrileros, tienen algo que todos deseariamos tener en casa, una locomotora.

El museo es aun pequeño, no mas que la estacion, un par de locomotoras y un cabuz, con el tiempo me imagino que iniciaran la restauracion de sus piezas. Es un lugar al que recomiendo visitar, cuando se reune suficiente publico, proyectan un documental de elaboracion propia con la historia de su estacion y del Ferrocarril del Tepeyac, que alguna vez recorria la Calzada de los Misterios con destino a la Basilica. En estos momentos tienen una exposicion temporal con fotografias de los patios de Nonoalco, y de la linea al Tepeyac creo que de Juan Rulfo, en estos momentos estoy construyendo un sitio sobre este pequeño museo, pero he estado ocupado, en cuanto encuentre un poco de tiempo lo hare.