Es dificil explicarles a nuestras esposas o novias, los sentimientos que tenemos los hombres por las maquinas, no entienden ese especial cariño que desarrollamos por nuestros vehiculos, como deseamos saber cada detalle de ellos, y porque en la sala preferimos la foto de un ferrocarril a la sosa foto de la sobrina quinceañera que elas desean poner, porque podemos pasarnos horas dandole mantenimiento a una maquina obsoleta.
Es ese amor el que nos lleva a hacer todos los esfuerzos posibles por su conservacion y la preservacion de su legado, es por eso que viajamos a Cuautla para experimentar la emocion de un viaje de 15 minutos en un carro de Segunda, reconstruido para dar servicio. O bien por lo que vamos todo un dia al Museo de Puebla.
Cada uno de nosotros conserva un poco de historia, en forma de experiencias personales, recuerdos, pequeñas piezas, o como turistas tecnologicos, en fin, disfrutemos de nuestro amor en paz, el amor por los ferrocarriles.
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